Por Javier De Rivera
Richard Stallman es el fundador y representante de la Free Software Fundation, institución que difunde los principios del software libre como pilar fundamental de una sociedad más libre. La semana pasada pude asistir a una ponencia suya en La Tabacalera, y este post es un breve resumen e impresiones de la conferencia.
Como punto de partida Stallman nos cuenta, as usual, que el software libre es necesario para construir una sociedad digital libre; o lo que viene a ser lo mismo, para una sociedad libre en general, porque aunque tengamos la posibilidad de abstraernos del proceso de digitialización, lo cierto es que el avance de la Sociedad Digital aborda cada vez más aspectos de la vida social.
El discurso de Stallman es una llamada de atención hacia el modo en que se produce este proceso de digitalización. Para él, integrarse en la Sociedad Digital a cualquier precio es una imprudencia, que se adopta desde la idea de que cualquier avance ténológico es siempre positiva, sin darnos cuenta que por medio de esta aceptación acrítica creamos, o consentimos en que se creen, las condiciones de posibilidad de una sociedad totalitaria hipervigilada por poderes inalcanzables – lease gobiernos y corporaciones cuyos se intereses se imbrincan de tal modo que resultan difíciles de desentrañar.
Se ha dicho mucho sobre “lo libre que nos hace la Red” y como las nuevas tecnologías potencian los movimientos democratizantes, garantizando la libertad de expresión y el desarrollo de la cultura. Pero la tecnología – como cualquier herramienta – es un recurso de dos direcciones que al tiempo que posibilita una sociedad más libre permite también una sociedad más controlada. Las mismas herramientas que nos permiten publicar en red y navegar por infinitos contenidos son también las que hacen posible que todos nuestros datos y movimientos sean registrados, archivados y analizados.
El cambio con respecto a la etapa pre-informática es que la VIGILANCIA es automática, masiva y a gran escala. TODO puede ser registrado, archivado y procesado, mientras que los espías y detectives son caros y tienen recursos limitados de registro y control. La información recogida por personas es costosa y está dispersa, mientras que la recogida automáticamente está centralizada y ordenada en un solo punto.
Los modos en que podemos ser vigilados son 3, según nos cuenta Stallman:
1. Por nuestra propia computadora cuando instalamos software propietario que tiene backdoors, o programas que mandan información de vuelta al propietario del mismo. Normalmente, lo que se transmite (y almacena) es la información de geoposicionamiento, pero también datos de uso y potencialmente se puede incluso facilitar el acceso a nuestra información privada. Ya ha habido varias denuncias a megacorporaciones por este tipo de prácticas. El Software Libre limita esta posibilidad de seguimiento, puesto que permite ver el código y verificar su funcionamiento. Algo que TU probablemente no harás, pero pues contar con que otros sí lo harán, y al menos se les dan facilidades para que así lo hagan.
2. Por intermedio de los Proveedores de Internet y otros servicios de la Red. Esto es difícil de controlar, porque se regula conforme a leyes y protocolos determinados. La Ley Sinde o la LSSI son algunas leyes en este sentido que facilitan el archivo de información y la posibilidad de censura. Para actuar contra ello es necesaria la presión social y legal, aunque también hay recursos informáticos que nos permiten superar este tipo de control, siempre que seamos lo suficientemente expertos…
3. Otro recurso de vigilancia son las cámaras en la calle y otros medios de vigilancia externa. Los datos de estas cámaras pueden ser ahora procesados y almacenados con gran eficacia, permitiendo el control masivo de todos nuestros movimientos, a lo que se suman sistemas de reconocmiento facial, etc. La práctica de los hoteles de enviar los datos de registro de clientes a comisaría también es un medio externo de vigilancia (razón por la que Stallman no gusta de alojarse en hoteles…).
¿Qué debería importarnos todo esto? Pensarán algunos. Si no hacemos nada malo, no tenemos nada que temer. Están ahí por nuestra seguridad.
Es cierto que algunos mecanismos sirven para mejorar la seguridad – en concreto, en el caso de las cámaras es cierto que muchas veces ayudan a detener a agresores y sirven como mecanismo disuasorio – pero permitir este uso masivo de sistemas de vigilancia sobre la población tiene también importantes riesgos. Lo grave no es que te vigilen a tí en concreto, sino que vigilen a todo el mundo en conjunto (esa idea es mia 😉
En palabras de Stallman: “hay que poner límites a la investigación del Estado, porque un Estado sin límites es más peligroso que cualquier criminal”. El verdadero espíritu del liberalismo es garantizar las libertades y derechos de todos los ciudadanos (iguales ante la ley), para lo cual el Estado Liberal funciona como un mediador que limita cualquier abuso de poder, empezando por el que pudiera venir de sí mismo, por lo que se parte de la famosa división de poderes. La libertad de expresión y los mecanismos de participación ciudadana son también dos mecanismos vitales para limitar el poder del Estado. Sin esos límites, cualquier Estado se convierte en un poder totalitario o autoritario que atenta con las libertades y los derechos sociales e individuales.
Otro argumento de peso de Stallman para limitar el poder tecnológico de los Estados y corporaciones es que hoy podemos vivir en un Estado democrático y tener garantizados los derechos civiles, pero ¿podemos garantizar que seguirá siendo así dentro de 5 o 10 años? En caso de que no lo sea y nuestras democracias se sustituyan por Estados autoritarios, éstos tendrán a su disposición todos los datos acumulados durante años sobre los ciudadanos, conociendo sus hábitos, sus contactos, su filiación política, etc. En definitiva, la acumulación masiva de datos es una herramienta extraordinaria de control social que debería ser limitada debido al peligro – siempre presente – de que caiga en las manos inadecuadas.
Además, Stallman también nos recuerda que en EEUU y en Inglaterra ya se está empezando a considerar a organizaciones democráticas o de defensa de derechos civiles como organizaciones ‘terroristas’. Es decir, que los servicios de inteligencia y vigilancia monitorizan las actividades de estas organizaciones disidentes como si se tratara de potenciales terroristas, vulnerando con ello las libertades políticas.
Otro problema importante es la posibilidad de CENSURA digital que forma parte de todas las agendas de política digital, también en los Estados considerados democráticos y liberales. En Dinamarca, por ejemplo, Wikileaks hizo pública una lista de sitios censurados (que no se puede ver en ese país, porque el site está censurado!), y en otros países como Francia, Inglaterra o Italia también se está planteando la censura selectiva para controlar potenciales movilizaciones sociales, así como la persecución penal a los autores o divulgadores de determinados contenidos en redes sociales. (Se puede encontrar información completa sobre la Censura en Internet en Electronic Frontier Australia)
La defensa de los derechos de autor o la lucha contra la pornografía infantil se utilizan también como caballo de batalla para la censura, que la mayoría de las veces tiene un trasfondo político, algo que resulta tremendamente peligroso para el futuro de la sociedad democrática digital. “La censura es más odiosa que cualquier obra” concluye Stallman.
La batalla de la legalidad es una de las más importantes que se está librando en la actualidad, puesto que las nuevas circunstancias habilitan por un lado una efervescencia social sin precedente y por otro nuevos mecanismos de represión. Por ello, establecer qué es legal y qué no en este nuevo entorno es de vital importancia porque de ello dependerá como se redefinirán conceptos como la libertad de expresión y de prensa en el contexto de la Sociedad Digital.
Centrándonos en el tema de Software, Stallman amplía el concepto de censura a la informática, considerando que el software privativo es también una forma de censura porque es conocimiento denegado, es decir, limita la posibilidad de conocer y por lo tanto la evolución del conocimiento informático.
Para terminar, algunos apuntes sobre las clarividentes perspectivas de Stallman sobre otros temas como el voto electrónico, aplicables a también en un sentido general a otras prácticas democráticas. “Los sistemas electorales tradicionales han sido diseñados específicamente para eliminar cualquier posibilidad de manipulación, han sido diseñados para no confiar en nadie.” Todo el sistema ha sido pensado para que unas instituciones se vigilen a otras (partidos, ciudadanos, junta electoral, etc.), para alcanzar un equilibrio que garantice la legitimidad del sistema. El voto es secreto para que no se pueda presionar a los votantes, en las mesas hay diferentes representantes, etc. Y de repente, en aras de la modernización pasamos por encima todas aquellas desconfianzas fundacionales del sistema electoral, que al trasladarse a procedimientos electrónicos puede perder algunas de sus garantías.
De nuevo nos encontramos con la misma lógica que hemos comentado al principio. La tecnología aumenta la capacidad de acción de los agentes sociales, por lo que es más difícil establecer criterios de equilibrio de poderes por medio de ella. La difusión de la tecnología puede facilitar la transparencia en muchos sentidos y también aumentar la igualdad de oportunidades, precisamente porque redistribuye “la potencialidad de acción”, pero dificulta llegar a equilibrios de poder por esa misma razón: es muy fácil que uno de los actores logre utilizar esa amplificación de potencial para desequilibrar la estructura de poder.
Por ejemplo, para amañar una votación tradicional hay que manipular millones de papeletas físicas, diseminadas por diferentes puntos y con mucha gente implicada en el proceso de custodia y contaje. Es muy posible que haya pequeños errores en el proceso, pero se hace más complicado un fraude a gran escala. Sin embargo, informáticamente es posible manipular las cifras a placer, siendo además muy difícil garantizar que el voto siga siendo secreto. Aunque todo esto son cuestiones técnicas, lo fundamental es darse cuenta que no podemos aceptar la digitalización a cualquier precio, sino que tenemos que entender mejor como funciona.
En general, la Sociedad Digital funciona en cierto sentido sobre criterios de confianza, como por ejemplo la que tenemos cuando usamos nuestra tarjeta de crédito en cualquier página, o cuando confiamos en servicios de software (como el email gratuito) para enviar y recibir mensajes privados que pueden contener información bastante sensible. La complejidad de los mecanismos digitales hace que nuestra capacidad de control sobre lo que estamos haciendo sea menor – no lo vemos y no lo entendemos – por lo que junto con esas potencialidades que nos ofrece la tecnología, estamos ‘comprando’ también vulnerabilidades que permiten a otros – con mayor control tecnológico – poseer nuestros datos y manipular la información que recibimos. La apuesta por el Software libre es un modo de reclamar transparencia en los procesos informáticos, que además promueve un tipo diferente de alfabetización tecnológica por la que se invita a los usuarios a comprender mejor las lógicas de funcionamiento de los sistemas que se utilizan, en lugar de simplemente seguir las rutas e itinerarios marcados por las empresas tecnológicas.
Libre como en Libertad – Free as in Freedom – es un libro sobre Stallman que también nos sirve como lema de su mensaje, invitándonos a reflexionar sobre el sentido de la libertad en la vida cotidiana (partiendo de cuestiones tecnológicas pero que también se pueden aplicar a otros procesos sociales), en la necesidad de no renunciar a nuestros derechos por comodidad, y de respaldar nuestra reclamación de libertad con esfuerzo y compromiso de nuestra parte.
Número sobre Participaciones Aumentadas en Teknokultura
Ya está disponible el nuevo número de Teknokultura, Volumen 8, Número 2. El tema de este número son las movilizaciones sociales y las “participaciones aumentadas” a través de los usos tecnológicos.
En la Karpeta principal tenemos la contribución de Cibergolem, pseudónimo o “entidad heterónima y ficticia” a través de la que escriben Andoni Alonso e Iñaki Arzoz, ambos profesores de la UCM. En esta reflexión Cibergolem articula nuevas interpretaciones de los acontecimientos recientes de Sol y del 15M. También nos presenta el concepto de “quintacolumna digital” para referirse al apoyo espontáneo que las movilizaciones en la calle han recibido de la Red y lo que podríamos llamar movilizaciones digitales.
También contribuyen en este número Carmen Haro Barbas y Victor Sampedro, de la Universidad Rey Juan Carlos, con un artículo sobre Activismo en Red: del Movimiento por la Vivienda Digna al 15M, mostrando cómo el 15M fue una explosión de movilizaciones sociales que se venían gestando desde tiempo atrás con reclamaciones sobre la Vivienda Digna, el derecho al trabajo, etc. Así estos dos autores perfilan las características de los Nuevos Movimientos Sociales digitales como diferentes de los NMS del posmodernismo industrial. Es decir, algo así como Nuevos-Nuevos Movimientos Sociales…
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