Por Javier de Rivera
Una noticia reciente en televisión mencionaba que ha habido un aumento de ideas suicidas en jóvenes y adolescentes. Entrevistaban a una trabajadora de un centro de atención telefónica y apoyo psicológico para jóvenes y adolescentes. Con cierta emoción, destacaba el sentimiento de soledad tan profundo que sentían los adolescentes que llamaban: los jóvenes que llamaban decían que no podían hablar con nadie, no tenían a quien contarle sus problemas y eso les hundía en una depresión profunda.
La noticia daba a entender que el sentimiento de soledad entre los jóvenes había aumentado y que por eso aumentaban las llamadas a este tipo de números de atención.
En seguida pensé en la posibilidad (sería solo una hipótesis) de que las nuevas formas de relacionarse entre jóvenes y adolescentes, tan mediadas por las redes sociales, ejercieran un efecto de aislamiento emocional, por el cual perdían los lazos más directos en los que se puede confiar para contar nuestros sentimientos, y como se suele decir, “abrirse”.
Recordé entonces otro vídeo en el que que Risto Mejide entrevista a El Rubius, un Youtuber de éxito. El momento cumbre de la entrevista es cuando el Rubius llora mientras recuerda detalles de su vida personal reciente. Por lo visto, la fama implicaba el acoso de los fans y una mayor dificultad para tener contactos o relaciones más íntimas. Paradójicamente, es ese momento de intimidad televisada lo que le permite abrirse emocionalmente: “no he hablado de esto con nadie”, “nunca me he abierto a nadie”.
Un análisis sociológico del “Me Gusta”
Por Javier de Rivera
Una de las características más comunes de las redes sociales es la opción de decir “me gusta”. En Facebook fue uno de los elementos más populares desde el principio, en Instagram también es el principal forma de interacción, y en Twitter recientemente han cambiado los FAVs por Corazones, que están más en sintonía con la idea de que algo “me gusta”.
La evolución de esta función en Twitter es especialmente interesante. En 2009 y 2010, de cuando son mis primeros recuerdos de esta red, el uso más común del FAV era para archivar links o informaciones que queríamos guardar, siguiendo un poco la misma lógica que el “Favoritos” de Internet Explorer. La lista de Favs eran cosas que querías tener presentes, más que una señal de que algo te gustaba. La aprobación realmente se mostraba con un Retweet, que además premia al mensaje con una mayor difusión.
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